martes, 18 de febrero de 2014

INTELIGENCIA ECONÓMICA Y COMPETITIVA EN EL PROCESO DE INTERNACIONALIZACIÓN



El concepto fundamental que se refiere a las informaciones con valor de inteligencia es la oportunidad. En los países anglosajones en término business intelligence se aproxima a las actividades relacionadas con la gestión del conocimiento, más concretamente con la "mineralogía", es decir, la búsqueda de información escondida en bases de datos para la toma de decisiones. De manera diferente, en Francia se entiende como conjunto de acciones coordinadas de investigación, tratamiento y distribución con vistas a su explotación, de la información útil a los actores económicos. Otros países no anglosajones entienden la inteligencia económica como las actividades del Estado para defender sus intereses económicos en el marco internacional. 
La inteligencia competitiva centra su atención en el exterior de la organización pero contando con un profundo conocimiento del interior de la misma; la IC se centra en la comprensión de: la estructura de la industria y su evolución; la macroeconomía; las partes afectadas para el logro de los objetivos empresariales; las cuestiones o problemas que existen entre las acciones de la organización y sus expectativas... Los beneficios de la IC es que reduce riesgos e incertidumbres, alerta sobre sorpresas tecnológicas, identifica oportunidades y amenazas, además de contribuir al proceso de toma de decisiones.
Las compañías de mayor éxito son aquellas que diversifican sus fuentes de información y que privilegian los medios informales de comunicación por encima de los canales formales. Hoy parece generalizada la idea de que las organizaciones competitivas son innovadoras, inteligentes y flexibles, sin embargo, no parece del todo claro que se esconde detrás de estas palabras, aunque hay una visión compartida de prosperar aún en circunstancias a priori poco favorables y ambiguas. 
La inteligencia necesariamente estará construida por una síntesis crítica de informaciones anteriores y una permanente actualización de datos, hechos, intenciones y capacidades que se conviertan en un flujo y permitan la adopción de decisiones. 
Las empresas deben centrarse en explotar la información disponible en fuentes abiertas, Open Source Intelligence (OSINT), cuyo proceso requiere una ruta específica:
* Descubrimiento: saber quién sabe y saber dónde mirar.
* Discriminación: entre la buena y la mala fuente (relevante/irrelevante, actualizada/obsoleta, ajustada a coste/prohibitiva).
* Destilación: posibilidad de enrolar a terceros, expertos, al servicio de las necesidades de la organización. Aquí se genera el grueso del valor añadido.
* Distribución: la mejor inteligencia del mundo no tiene ningún valor si no puede ser distribuida a sus clientes en un formato de fácil comprensión.
Se impone pues la capitalización de la experiencia y de los conocimientos, y cada vez está más claro que sin inteligencia no hay internacionalización sostenible; al mismo tiempo, para ser competitivos debemos de responder mejor a las necesidades del cliente y ser capaces de anticipar o incluso crear nuevas necesidades. Algunos se atreven incluso, a la hora de hablar de inteligencia en el ámbito de la internacionalización, de romper con ciertos mitos, como son: la inteligencia y el secreto no van necesariamente unidos, la inteligencia no es una realidad destinada a los privilegiados seniors de una organización, no se debe trivializar la inteligencia únicamente con la optimización de recursos, y que la inteligencia económica y competitiva es una actividad auxiliar, secundaria. 
No hay nada más empresarial a la hora de abordar la internacionalización que aprovechar las oportunidades y reconocer los desafíos y riesgos sobre los que deberá de prevalecer el proyecto empresarial.

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